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28/07/2018 –  4 minutos de lectura
Por Rafael Tamames

Esta nota fue publicada el 16 de Marzo en la sección “Retina” del periódico El País de España.

 

«La clave está en ser consciente de lo que haces bien y hacerlo, en vez de pretender estar siempre por encima de tus capacidades.»

Ir del punto cero a ser una compañía global sin ningún tipo de apoyo financiero —más allá de créditos bancarios— contiene muchos aprendizajes y una sola gran certeza: emprender es defender una proyección que nos apasiona, y estar convencidos de que vamos construyendo sobre cosas que realmente van a suceder. Empezar un negocio sin contar con rondas de financiación no es una aventura sencilla, pero deja algunas lecciones y consejos que conviene tener en mente para iniciarte en este mundo.

 

  • Formación e intuición

El principal capital de un emprendedor es su intuición, que tiene que ver con su capacidad de leer en los signos del presente las tendencias que impactarán en el futuro. La intuición es una herramienta muy poderosa, pero hay que saber orientarla. Para eso, la educación es básica y, aunque no hay una escuela para emprendedores, es necesario seguir formándose siempre.

Cultivar la intuición es también vivir en una tensión que te permite darte cuenta del momento trascendental que el mundo está presenciando. Hoy mismo el cambio es brutal, el acceso a la información, los robots cada vez más sofisticados e inteligentes se han convertido en nuestros compañeros de vida. La digitalización, la automatización y la virtualidad han llegado para instalarse en nuestro día a día. Anticipar esto es esencial para monetizarlo en el presente.

 

  • Ser libre y riguroso a la vez

Cuando no tienes dinero, explotar tu intuición para los negocios representa un reto mayor. Sin embargo, no tener apoyo económico te condiciona y te libera a la vez. Te hace cauto y libre al mismo tiempo. No tienes que rendir cuentas a nadie al tomar decisiones: si pierdes, pierdes lo tuyo. Así, adquieres una gran responsabilidad ante el riesgo, lo tomas muy seriamente y te arriesgas de la mejor manera posible. La austeridad y rigurosidad económica también te hace ser muy estratégico en los gastos y muy exigente al cobrar, para poder pagar a tiempo a, por ejemplo, los proveedores y lograr salud financiera.

 

  • Ganar menos y reinvertir

Uno de los objetivos principales es crear valor dentro de la compañía. Esto te permite cierta holgura de capital y tener más herramientas a largo plazo. Pero reinvertir implica sacrificios como, por ejemplo, cobrar menos que la industria; es decir, que en tu misma posición y experiencia podrías estar en trabajos mejor remunerados. Aquí tienes que decidir entre el beneficio individual o concentrarte en lo que es mejor para la compañía.

Además de reinvertir, es importante determinar un criterio de negocio basado en lo que sabes hacer bien. La clave está en ser consciente de lo que haces bien y hacerlo, en vez de pretender estar siempre por encima de tus capacidades.

 

  • Invertir en las personas, crecer desde dentro

Invertir en personas y en la cultura es clave para el desarrollo de la compañía. Podrías ganar más si tus oficinas están a las afueras en vez de en lugares céntricos que benefician a los empleados o si haces contratos precarios. Pero lo cierto es que contratar a las personas por tiempo indefinido con salarios competitivos es una de las claves que puede ayudarte a crecer. Invertir en tu cultura empresarial te hace crecer con cierta homogeneidad.

 

  • Tener la capacidad de proyectarse

Un aprendizaje clave para el crecimiento es detectar los momentos bisagra y ser capaz de comunicar de manera clara el punto a donde queremos llegar. Y esa proyección tiene que ser apasionante. Porque no todo es austeridad, también hay que tener la capacidad detectar esos momentos en los que hay que dar el salto y apostar. Definir lo que quieres es lo que te hace capaz de ir hacia ello y, cuando logras que otros lo entiendan, tienes los primeros visos de un proyecto en funcionamiento.

Autor

Rafael Tamames

Socio Fundador de Findasense, empresa global de Costumer Experience con capacidades de consultoría, factoría de experiencias e integradora tecnológica. Consultor en transformación digital de compañías multinacionales con más de 20 años de experiencia en áreas de management, gestión de personas, internacionalización y crecimientos exponenciales. Miembro de asociaciones, escuelas de negocios y universidades como: IESE, Instituto de Empresa (IE) y ESIC. Además es conferenciante en diferentes citas empresariales, siendo elegido en 2019 y en 2020 entre los Top 100 Conferenciantes de España por Thinking Heads. Es miembro activo de YPO, una Comunidad de liderazgo global integrada por 28.000 directivos de grandes Empresas y sus familias. Autor del libro "¿Qué robot se ha llevado mi queso?" (Editado por Planeta en 2018), donde profundiza e investiga temas tan sensibles para la sociedad como el futuro del trabajo. El libro estuvo 12 semanas dentro de los 100 libros más vendidos en las categorías de empresa, estrategia, gestión y economía de Amazon en España.

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